Para recordar el abrazo entre los hermanos Apóstoles Pedro y Andrés, pero, sobre todo, para conmemorar los 57 años del mutuo levantamiento de las excomuniones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa (7 de diciembre de 1965) gracias a la voluntad de san Pablo VI y el patriarca Atenágoras, el Señor Nuncio Apostólico en Colombia, S.E. Mons. Luis Mariano Montemayor, visitó la Iglesia Ortodoxa Griega el pasado domingo 11 de diciembre.
Acogieron la visita el obispo Timoteo de Assos, auxiliar en Colombia del Sacro Arzobispado Ortodoxo (Patriarcado Ecuménico de Constantinopla) junto con parte de su clero y su comunidad de fieles en la catedral ortodoxa griega de la Dormición de la Virgen María en Bogotá. Estuvieron presentes la embajadora de Rumania en Colombia, señora Claudia Tușa, y algunas delegaciones diplomáticas de otros países orientales. La ocasión no solo ha servido para estrechar aún más las relaciones diplomáticas de la Santa Sede con los países de tradición ortodoxa sino, además, para incentivar el diálogo ecuménico que es uno de los temas que el Papa Francisco ha motivado durante su pontificado y orar por la reconciliación y la paz de Colombia.
En la oración ecuménica, presidida conjuntamente por ambas autoridades, el obispo de Assos hizo alusión al movimiento ecuménico promovido por el papa San Juan XXIII desde el Concilio Vaticano II; recordó, además, que las excomuniones mutuas que pesaban sobre ambas iglesias desde el año 1054 habían sido levantadas gracias a la buena voluntad de San Pablo VI y el patriarca Atenágoras en diciembre de 1965. Por su parte, el Señor Nuncio Montemayor agradeció las muestras de fraternidad, realizó la oración por la paz de San Francisco de Asís e impartió la Bendición Apostólica con un ícono obsequiado en esta ocasión.
Por parte de la Iglesia Católica, además del Señor Nuncio, estuvieron presentes el secretario de la Nunciatura, Monseñor David Paul Chartes, el director del Departamento de Doctrina y Ecumenismo del Secretariado de la Conferencia Episcopal, padre Raúl Ortiz Toro, y algunos miembros del Equipo Asesor para la Promoción de la Unidad y del Diálogo (PUD), entre ellos algunos pertenecientes al Movimiento de los Focolares.
Escribía San Juan Pablo II en la Carta Apostólica “Orientale Lumen” No. 1, en el año 1995: “En efecto, dado que creemos que la venerable y antigua tradición de las Iglesias Orientales forma parte integrante del patrimonio de la Iglesia de Cristo, la primera necesidad que tienen los católicos consiste en conocerla para poderse alimentar de ella y favorecer, cada uno en la medida de sus posibilidades, el proceso de la unidad. Nuestros hermanos orientales católicos tienen plena conciencia de ser, junto con los hermanos ortodoxos, los portadores vivos de esa tradición”.
Fuente: www.cec.org.co