17 de Julio, 2020 | Comunicación social | EditorCEC1, CEC
Precisó el nuevo arzobispo de Ibagué, monseñor Orlando Roa Barbosa, durante la toma de posesión canónica de su cargo, el 18 de julio. La ceremonia estuvo marcada por un sentimiento de gratitud hacia Dios y con el Papa Francisco por haber sido llamado desde el episcopado a servir como arzobispo de Ibagué.
Durante su homilía el prelado agradeció la presencia y cercanía del Nuncio Apostólico, monseñor Luis Mariano Montemayor al hacerse presente en esta ceremonia: “Desde su llegada lo hemos visto muy diligente, muy activo en el cumplimiento de su misión al servicio del pueblo de Dios. Sabemos sus esfuerzos y sacrificios para acompañarnos en estos tiempos de pandemia, superando todas las dificultades y estar presente en ese día tan importancia para la iglesia de Ibagué”.
Al hacer memoria de cada uno de los obispos que han pasado por esta Iglesia particular y el legado misionero marcado por ellos, hizo especial reconocimiento a monseñor Flavio Calle Zapata, como obispo emérito de esta Jurisdicción y quien estuvo presente en la ceremonia de posesión, por su entrega y celo pastoral a lo largo de los 16 años que pastoreó esta arquidiócesis. “Gracias por su entrega pastoral en la tarea evangelizadora, misionera, social y Josefina, ha dejado huella imborrable en nuestra querida iglesia particular de Ibagué”.
Al dirigirse al clero de la arquidiócesis de Ibagué, les pidió ver en él un hermano, un amigo, un compañero de luchas y de esfuerzos en todas las tareas pastorales que desde allí se realicen. “Espero contar con ustedes de manera incondicional. Hoy nuevamente les pido comprensión por favor, no me exijan la santidad de mis antecesores porque ustedes saben que no la tengo y esto no es humildad, es verdad. Les vuelvo a pedir obediencia sincera y sobre todo lealtad con su obispo que el Señor ha puesto al frente de los destinos de nuestra querida iglesia particular de Ibagué al más indigno del episcopado colombiano”.
Su saludo también se hizo extensivo a los religiosos, religiosas, diáconos, seminaristas y laicos delegados de las parroquias de Ibagué, a quienes animó a estar dispuestos a hacer la voluntad de Dios. Así mismo agradeció la presencia del alcalde de la ciudad doctor Andrés Fabián Hurtado, de las autoridades militares y de policía, pidiéndoles mantener una cercanía fraterna para seguir trabajando por el bien común, el bienestar y la armonía espiritual de los ibaguereños y de los tolimenses.
El obispo está llamado a anunciar alegres noticias de salvación y paz a su pueblo
El arzobispo pidió del Señor obtener los dones necesarios para responder con responsabilidad, alegría y sin desfallecer a la nueva tarea que se le ha puesto en sus manos “Me corresponde pastorear el rebaño que el Señor ha puesto en mis manos, mirar por él, no a la fuerza sino a buena gana como Dios quiere, no por sórdida ganancia sino con entrega generosa”.
Luego tomando el texto del evangelista san Lucas sobre la invitación que hace Jesús a “Remar mar adentro y echar las redes para pescar”, allí donde Simón le respondió: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada, pero en tu palabra echaremos las redes”, al respecto el obispo recuerda que “el Señor nos pide muchas veces acciones sorprendentes, aparentemente irracionales, intrépidas y decididas” por lo que pidió no dudar ni un momento, antes bien repetir las palabras de Pedro: “Señor por tu palabra echaremos las redes”.
“Mi tarea es proclamar la Palabra a tiempo y a destiempo”
Al recordar la invitación que en su momento San Juan Pablo II, hizo a los obispos para cumplir con su misión evangelizadora, que consiste en efectuar tres tareas: enseñar, santificar y regir, dijo que estas tres acciones pastorales serán su ruta de trabajo a tiempo y a destiempo y que marcarán, con el apoyo de sus colaboradores, el caminar de esta Iglesia tolimense.
“Ahora en todos los rincones de la arquidiócesis, mi tarea es proclamar la Palabra a tiempo y a destiempo, reprender, exhortar con toda paciencia y doctrina. Aquí, como en otras partes, debo tener claro que soy dispensador, regulador, custodio y promotor de los sacramentos, fundamento importante para la santificación de nuestro pueblo”, afirmó.
Finalizó su homilía pidiendo la intercesión de la Virgen María, en la advocación de la Inmaculada Concepción, para que lo cubra con su manto de protección, la de San José, San Miguel Arcángel y los Santos custodios, para que siempre le acompañen en regir los destinos de esta Iglesia Ibaguereña.
Fuente: www.cec.org.co