(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 22 Mar. 2017).- La esperanza cristiana se apoya en dos actitudes importantes: la perseverancia y la consolación. Esta precisación la hizo el santo padre Francisco en la catequesis de este miércoles en la Plaza de san Pedro, subrayando que la esperanza no depende de nuestras cualidades sino de la ayuda de Dios y de su fidelidad.
Al ingresar el la Plaza de San Pedro en el vehículo abierto, el Santo Padre pasó entre los corredores saludando a los presentes que le recibían, con el entusiasmo característico de estos momentos. E hizo detener el jeep y subir a varios niños que con sus gorros amarillos le acompañaron en el recorrido.
Al retomar la serie de las catequesis sobre la esperanza, el Pontífice preciso que “San Pablo continúa ayudándonos a comprender mejor en qué consiste la esperanza cristiana”, y señaló “dos actitudes importantes para nuestra vida y nuestra experiencia de fe: la perseverancia y la consolación”.
“La Sagrada Escritura nos muestra –prosiguió el Papa– que la perseverancia o paciencia es la capacidad de soportar, de permanecer fieles, sobre todo en medio de las situaciones adversas”. Por otra parte, la consolación “es la gracia de saber acoger y mostrar en todo momento, especialmente en aquellos marcados por el sufrimiento y la desilusión, la presencia y la acción compasiva de Dios que nunca nos abandona y permanece siempre fiel a su amor por nosotros”.
Por eso, dice el Santo Padre que “el Apóstol afirma que somos fuertes, pues en la lógica del Evangelio nuestra fuerza no viene de nosotros sino del Señor, que nos concede experimentar su consolación y su amor fiel”. Y que además nos da “la capacidad de estar cerca de los hermanos más débiles y de hacernos cargo de su fragilidad”.
La Palabra de Dios alimenta en nosotros la esperanza, que se traduce concretamente “en servicio recíproco y en el compartir”, indicó el Pontífice. Esto es posible sólo “cuando en el centro está Cristo y su Palabra, porque él es el “hermano fuerte” que nos cuida y nos carga sobre sus hombros de “Buen Pastor”, tierno y solícito”.
Después del resumen que Francisco hizo en español, saludó a los peregrinos provenientes de España y Latinoamérica. “Agradezcamos al Señor el don de su Palabra y no olvidemos que nuestra esperanza no depende de nuestras capacidades, sino de la ayuda de Dios y de la fidelidad de su amor”.
Fuente: https://www.zenit.org/ - SERGIO MORA,EL PAPA FRANCISCO