El nacimiento de la corporación Boyapaz en 2016 fue concebido a partir de la estructuración de un sujeto social y político, que irradiara unas dinámicas de desarrollo dirigidas a constituirlo en el protagonista de su propio destino. Para lograr tal cometido, la primera tarea que se asumió consistió en aportar a la re significación de la dignidad humana desde la articulación de acciones orientadas a elevar los niveles de bienestar y calidad de vida de los pobladores rurales del Occidente de Boyacá.
Sin embargo, en estos días de polarización política, cuando se mueven confusamente las aguas de la democracia, hemos querido como Corporación también ofrecer nuestra propia opinión, para contrastar el ejercicio de una “política” que ha utilizado históricamente el sofisma de la participación, pura y simplemente, para que “alguien” ocupe una “posición de poder” que difícilmente establece un diálogo con las necesidades colectivas.
En efecto, el ejercicio de la democracia se ha limitado a una actividad aislada de observadores que se hacen parte de un circo en el que no siempre se goza, de tal forma que durante cuatro años se hace uso de tres alternativas:
1. “Estar ahí” y aprovechar el ponqué,
2. “No estar ahí” y hacer oposición,
3. “No estar ahí, ni importarle” y asumir una actitud de indiferencia.
Es inevitable al respecto realizar un juicio de valor: La madurez democrática obliga categóricamente a “estar ahí”, jamás por el ponqué que se reparte, sino porque es precisamente “ahí” en donde se hace efectiva la realización plena del bien común, consagrado como fin en sí mismo. En este sentido, la política se supedita a la ética, de tal forma, que la política, o es ética, o no es política.
La acción que hemos asumido como Corporación está lejos de ocupar una posición de poder político directo; no obstante, SOMOS POLÍTICOS en la expresión más pura del término, porque asumimos el ejercicio de los derechos de las personas, no como una “muletilla de fina filantropía”, sino como tarea indelegable para esta generación.
Invitamos respetuosamente a todos aquellos, que consciente o inconscientemente se reconocen como ciudadanos, a ejercer el poder soberano de la democracia, para reorientar el rumbo de la Colombia profunda, que clama a gritos su propia reconstrucción.
Fuente:Diócesis de Chiquinquirá