ORACIÓN PERMANENTE POR LA PAZ DEL MUNDO
La situación que vive actualmente el mundo, afectado por las ansias del poder, las ambiciones egoístas y exhibicionismo armamentista del más fuerte, exige de cada uno de nosotros intensificar nuestra oración como el “arma” más poderosa para el logro de Reconciliación y la Paz.
La Paz es un Don de Dios y un Fruto del Espíritu. Esto significa que hay que pedirla siempre ya que por nuestra propia cuenta somos incapaces de Reconciliación y Paz. Al mismo tiempo, es un compromiso de todos ya que es nuestro deber Anunciar a Jesucristo, Príncipe de la Paz, el único Camino para el logro de la Reconciliación entre los Pueblos.
Nuestra contribución a la paz del mundo comienza desde cada uno de nuestros corazones para que nos reconciliemos primero con Dios y luego seamos los mensajeros del perdón y de la paz en nuestras familias, en el estudio, en el trabajo y en la sociedad.
Al acercase la Fiesta de la Pascua escuchemos la voz de Dios que nos invita a una auténtica conversión del corazón. Dejando a un lado el odio, los rencores, la violencia con el fin de tener corazones capaces de amar, de servir, de ser los constructores del Reino de la Paz.
Que la vivencia de esta Pascua nos traiga nuevos vientos de Reconciliación y Paz como frutos de la una oración constante y nuestro buen ejemplo como artesanos de la Paz.
Dejemos en María, la Madre de la Pascua, su poderosa intercesión para el logro de la paz que todos anhelamos y que el mundo necesita.
NO HAY CAMINO PARA LA PAZ
LA PAZ ES EL CAMINO
Obispo Luis Felipe Sánchez Aponte
Diócesis de Chiquinquirá
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