07 de Junio, 2020 | Comunicación social | Cuidad de Dios / Hermanas Carmelitas de Nazaret.
Sin temor a equivocarme la pandemia que estamos experimentando ha cambiado nuestras vidas, actividades cotidianas y la forma de enfrentar la fragilidad. Somos la comunidad de hermanas Carmelitas de Nazaret, la cual el pasado 22 de mayo cumplió 4 años de fundada por el padre José Arcesio Escobar, Carmelita descalzo y estamos acompañadas en la formación por la hermana Gloria Anaya, Carmelita Misionera quien generosamente nos guía en nuestro caminar. Nuestra comunidad está conformada por tres junioras, 6 novicias y una aspirante. Dos de nuestras hermanas se encuentran en misión en la ciudad de Dios del Arco Iris en Ospina Pérez (Huila) y tres más partirán para el Guaviare en los próximos meses a iniciar una nueva ciudad de Dios.
Durante el aislamiento, al igual que muchos otros trabajadores de tantos lugares, nuestros empleados salieron para sus casas, a causa del aislamiento preventivo ordenado por el gobierno. Tanto hermanas como los hermanos asumimos todas sus labores, entre ellas el cuidado de los 14 abuelitos de la posada de San José, además de las labores propias de una casa de formación. Esta experiencia nos ha permitido profundizar, madurar y vivir nuestros tres pilares fundamentales: orar, amar y servir. Nuestra oración se ha intensificado, los abuelos nos permiten expresar de una manera tangible ese amor desbordante que invade nuestros corazones, que se traduce en el servicio gozoso en todas las actividades diarias propias de una casa de adulto mayor. Muy bien lo dice la escritura en la carta a los Romanos “sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio” y esta situación no es la excepción.
Autor: Hermana Luz Margy del Padre Celestial, Carmelita de Nazaret