16 de Diciembre, 2019 | Comunicación Social | Monseñor Luis Felipe Sánchez Aponte
Tenemos a las puertas la celebración de la Encarnación de nuestro Dios, el mayor misterio de lo divino y lo humano. “Un Niño envuelto en pañales y acostado en el pesebre”. Esta es la señal divina y no hay otra. No hay otro camino para acceder a Dios y a su infinito Amor que por el camino de la Encarnación en la debilidad y en la humildad.
La Buena Noticia que resuena en nuestros corazones “tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Único” es la verdad que centra nuestra Navidad para celebrarla con fe y amor. Revivir esta fiesta de la Luz Salvadora que nos abre a lo divino y nos adentra en nuestro ser de creaturas necesita de silencio y contemplación del pesebre de Belén.
Sin dejarnos avasallar por el ruido ensordecedor del tiempo navideño hemos de entrar en la actitud de María y José ante el misterio de la Encarnación, guardar en el corazón y en lo profundo de nuestro ser todas las maravillas que Dios realiza en nosotros. Es desde nuestro propio ser lo que nos mueve a vivir una Navidad Cristiana. Así, nos lo recuerda Saint-Exupery, en el Principito: “lo esencial es invisible a los ojos, porque sólo se ve bien con los ojos del corazón”.
Ciertamente vivimos una “sociedad líquida”, es decir inestable y fugaz; que se va acomodando a los caprichos del ser humano. La globalización y el consumismo deshumanizan al hombre. El mundo está en constante cambio, todo está regido por el dinero, el individualismo y la búsqueda de poder. La sociedad del compra y tira ha impregnado también las relaciones humanas en detrimento de “nuestra casa común”. Por este camino, la Navidad está agotada, la Divinidad se escapa de lo humano, dando lugar a otras divinidades que ocupan todo el pensar y sentir de la humanidad y de su historia.
Como aquellos pastores de Belén atentos en la noche de los tiempos, abiertos a la Buena Noticia, en medio del ruido ensordecedor, celebremos Navidad con tal apertura al Espíritu que permitamos que Cristo nazca en cada uno de nuestros corazones.
“Por favor, ¡No mundanicemos la Navidad!
No dejemos al lado al Festejado”
(Papa Francisco).
¡ Feliz Navidad ¡
Fuente: www.diocesisdechiquinquira.org