La gloria de Dios, la edificación de la Iglesia y la salvación del Mundo como fin de la consagración y de la profesión.
La perfección de la caridad: compromiso de llevar a la práctica en la medida de lo posible la perfeccion del amor en el servicio al Reino de Dios instaurado por Cristo.
Signo y testimonio de la Iglesia y de la anticipación del mundo futuro: es la dimensión profética que entraña la vida consagrada
La vocación Religiosa es un don de Dios, un misterio de la gracia divina, algo totalmente gratuito, manifestación del amor de Dios a un determinado cristiano. En todo llamado se da una manifestación de Dios, una dimensión teológica y al mismo tiempo unas condiciones eclesiásticas y unos requisitos canónicos.
La vocación religiosa es la historia de un enamoramiento, una amistad profunda con Cristo traducida en una correspondencia a Él con una intensa vida interior y una generosa entrega por amor. Cristo es el protagonista principal.
Cada llamada de Cristo a la vida religiosa es una historia de amor única e irrepetible. Cristo ofrece todo su amor, e invita a seguirle y dejarlo todo por dedicarse en exclusiva con Él y en Él a implantar el Reino de los cielos.
La vocación religiosa es un anhelo profundo de llegar a la culminación del ser cristiano, semejándose en todo lo que es posible a Cristo, incluso en la continuación de su misión redentora. Esto lleva consigo un proceso de maduración como persona y como cristiano. La más completa realización personal y la más lograda profundización en la vida de fe y de relación con Dios.
La vocación religiosa exige una respuesta renovada cada día no se es religioso de una vez para siempre.
En cuanto compromiso a la respuesta a la vocación se da el día de la profesión una vez para siempre; pero en cuanto a la realización es un proceso dinámico, exige crecimiento, perfeccionamiento en la fidelidad, hay que ir desarrollando la respuesta creer y crecer en ella a lo largo de toda la vida. La respuesta a la vocación y fidelidad adecuada es cuestión de generosidad, de mucho amor. Pueden surgir dudas, puede presentarse inconvenientes, habrá que superar pruebas, incluso debilidades humanas …. Pero si el religioso o llamado a la vida religiosa es generoso para seguir el estilo de vida de Jesús y es fiel a sus compromisos, jamás fracasará… porque así necesariamente prevalece el amor.
Fuente: Diócesis de Chiquinquirá