Dios llama a algunas hermanas y hermanos nuestros a santificarse en un estilo de vida particular, siguiendo los Consejos Evangélicos: Pobreza, Castidad y Obediencia. Esta vida de entrega total y radical a Dios, exige por parte de quien hace esta opción un convencimiento total de que la Gracia para poder mantenerse firme en este seguimiento proviene de Dios, naturalmente con la cooperación y disponibilidad total del elegido.
El llevar un distintivo, un hábito recuerda la sencillez y la humildad que se pide a aquella o a aquel que le ha dicho Si a Jesús en esta forma de vivir el Bautismo. De igual modo es un regalo para nuestra Iglesia. Los consagrados son una figura de la naturaleza y ser de nuestra Iglesia: “sin tacha ni arruga”. Oremos por ellos hacen de su vida una entrega total y definitiva a Dios. Existen comunidades Religiosas de Vida Activa: con varios carismas niños, catequesis, educación, sacerdotes, en los diversos ámbitos pastorales; de la misma manera hay Comunidades Religiosas de Vida Contemplativa: Un estilo de vida aún más radical, en el Silencio y vivencia Comunitaria.
Nuestra Diócesis es bendecida por números carismas de Vida Consagrada, sea la oportunidad para agradecer a Dios su presencia y bendición pues nos animan a todos los bautizados a recordar el querer de Dios: “Sed Perfectos como Vuestro Padre Celestial es Perfecto.” Oremos por estas hermanas y hermanos para que su testimonio de vida sea floreciente en bendición para nuestra Iglesia particular.
Fuente: Diócesis de Chiquinquirá