Con la alegría que caracteriza al Pueblo Colombiano nos estamos preparando espiritualmente para esta Visita de Gracia y Bendición que realizará el Papa Francisco a nuestra amada Colombia. Dispongámonos a escuchar todos sus mensajes sin dejarnos llevar de la emoción, del folklor, del ruido y del comercio. Lo más importante es la actitud de fe con que lo recibimos y el compromiso que vamos a adquirir todos en la vivencia de una Iglesia misionera o en salida y en la construcción de una nación en paz. Como Pastor viene para ayudarnos a dar el primer paso para comenzar con Cristo algo nuevo en bien de todos.
La visita del Papa es la oportunidad para avivar la fe que hemos recibido desde el bautismo. Teniendo en cuenta la Cultura del Encuentro a la que nos invita el Papa, reavivemos el don de la fe, mediante un encuentro personal y comunitario con Jesucristo con el fin de lograr una auténtica conversión y adhesión a Él que es el Camino, la Verdad y la Vida. Retornemos a Dios, volvamos a nuestras parroquias, conozcamos más a Jesús a través de la Palabra de Dios, amémoslo en el rostro de nuestros hermanos y con nuestro testimonio anunciémoslo a los que más necesitan de la misericordia de Dios.
La imagen que más hemos repetido en esta preparación es la palabra siembra. El Papa viene como Mensajero de la Esperanza. Viene a sembrar en todos la Esperanza. Con su sonrisa y sus palabras de ánimo viene a esparcir la semilla del Evangelio, Esperanza para el mundo. Cuidemos con esmero esa semilla, hagámosla germinar, crecer hasta que dé fruto en cada una de nuestras vidas, en nuestras familias y en toda la nación.
La visita del Papa es una invitación a sembrar el Amor de Dios en Cada una de Nuestras Comunidades. La misión preparatoria para la visita del Papa ha de traer como fruto la creación de comunidades de Nueva Evangelización. La Iglesia, Comunidad de amor, se hace realidad en las familias, las Parroquias, los barrios, los sectores y cada ambiente donde están los bautizados. Reavivemos nuestras comunidades y sembremos el amor de Dios en cada una de ellas. Es desde el amor de Dios donde se atraen a las personas a Cristo para que encuentren en Él la misericordia y la solidaridad para con los más pobres y necesitados. Hagamos fructificar nuestros talentos al servicio de los demás y abramos nuestro corazón a los más alejados de Dios ya que el amor de Dios nos apremia.
Sembremos la alegría del Perdón, la Reconciliación y la Paz. La alegría verdadera es un don de Dios que genera el deseo del Encuentro. El perdón libera a la persona y la dispone al otro de manera fraterna para vivir en comunión. Como colombianos estamos llamados a darnos la mano, a abrazarnos con quien nos ha hecho mal, a dejarnos reconciliar con Dios. Es la hora de dejar el pasado atrás y mirar hacia adelante para construir una nación reconciliada y en paz, para encontrarnos como hermanos y lograr el fruto del Espíritu: la Paz.
Quien vive el Encuentro con Jesucristo es un hombre nuevo que siembra paz con sus palabras, acciones y gestos cotidianos. Aquí es donde comprendemos porqué el Papa Francisco insiste en saludar, dar gracias, pedir y ofrecer perdón. Hoy necesitamos hacer presente la misericordia y la caridad en acciones bondadosas, haciendo el bien a todos. Seamos artesanos de la paz, empleando palabras para labrar la paz, generando confianza en nuestras relaciones con los demás. La confianza es pieza fundamental para crecer en la tolerancia y respeto por los demás. Sin justicia no hay paz y por este motivo a los discípulos misioneros se nos recuerda la importancia de la justicia social ya que ella nos mueve a respetar los derechos de cada uno y a establecer en las relaciones humanas la armonía que promueve la equidad, con respecto de las personas y del bien común.
Sigámonos preparando para esta visita con la compañía de María, la Vía más segura para llegar a Jesús. Que así como Ella acompañó a los discípulos nos acompañe a todos en este encuentro con el Papa Francisco.
+Luis Felipe Sánchez Aponte
Obispo de la Diócesis de Chiquinquirá