29 de mayo, 2020 | Comunicación Social | Vicaria Comunidades Religiosas
Coronavirus- pandemia- confinamiento, son palabras muy escuchadas en este tiempo, un lenguaje que se convierte a la vez en una llamada a la solidaridad, sobriedad y pobreza en nuestro estilo de vida.
Escuchar y responder a esta llamada es un desafío que toca nuestra vida personal y comunitaria y nos ayuda a tomar conciencia que este momento histórico que vivimos es una gracia y una oportunidad de liberación, de salvación de coherencia con nuestro ser de consagrados. Llamada que en estos tiempos de la pandemia estamos escuchando con mucha fuerza como una voz de Dios en el grito de tantos hermanos de cerca y de lejos.
Vivir esta realidad de confinamiento es una apuesta por la vida en un contexto de muerte, que reclama una revisión de vida con radicalidad, una invitación a releerla con una mirada de fe y esperanza, a quedarnos con lo esencial.
Es también una experiencia de purificación, de despojo de fidelidad, que nos llama a intensificar la oración a rumiar la Palabra de Dios, a la interiorización de nuestra fe, a la contemplación, a la humildad, a profundizar la experiencia de encuentro con el Señor.
En síntesis es un llamado a vivir de otra manera, a reorganizarnos y reinventarnos la vida a la manera de Dios que hace nuevas todas las cosas.
La centralidad en Cristo es el reto para hoy.
Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a crecer en coherencia de vida orando amando y sirviendo.
Hna. Gloria Anaya.
Fuente: www.diocesisdechiquinquira.org